domingo, 4 de abril de 2010

La felicidad


Siguiendo en esta incesante búsqueda humana de la felicidad, dirigiremos hoy nuestras dilucidaciones y divagaciones a la lejana Grecia, allá por el también lejano siglo IV a.c, época en la que el gran Aristóteles deambulaba por las calles o bien, enseñaba en su Liceo. Hemos ya entablado con anterioridad un diálogo con otros grandes: Sócrates y Platón, que lanzaban sus pensamientos al mundo de las ideas y nos presentaban una felicidad que, en su modo perfecto, sólo se puede alcanzar en otra vida.
            Nuestro Amigo Aristóteles, no conforme con esto, enfocó gran parte de su pensamiento a buscar la felicidad en este mundo, el que tenemos hoy, aquí y ahora. Varios caminos pudo recorrer este hombre, no obstante, uno particularmente llamó su atención como vehículo a la felicidad: la ética
La felicidad podría consistir en la fama o la gloria, porque por ella los hombres alcanzan en cierto modo la eternidad. Pero la fama o la gloria puede ser falsa. La fama o la gloria depende de los admiradores, por lo cual no tiene consistencia propia, luego la felicidad no puede consistir en la fama o la gloria que, además, pueden ser arrebatadas.
La felicidad podría consistir en la posesión de riquezas. Las riquezas ejercen un fuerte domino sobre el afecto del hombre. Con el dinero se compran casi todas las cosas. Además, mientras más riquezas se poseen, más se desean. Pero si se examina más detenidamente podemos distinguir que existen dos tipos de riquezas. Las naturales, que sirven para satisfacer las necesidades vitales como el alimento, la vivienda, los vestidos, los vehículos, etc. También existen las riquezas artificiales, inventadas por el hombre para facilitar los cambios, y hacer posible el comercio, básicamente el dinero.
Resulta evidente que la felicidad del hombre no puede consistir en las riquezas naturales porque estas se buscan con una finalidad ulterior, y que en el orden natural todas están hechas para el hombre y se ordenan al hombre. Por su parte, las riquezas artificiales no se buscarían si con ellas no se compraran las cosas necesarias para la vida, esto es, las riquezas naturales. La razón dice que la felicidad no está aquí.
La felicidad podría, entonces, consistir en la posesión del poder; la cosa que más rehuyen los hombres es la servidumbre, a la cual se contrapone el poder, luego, el poder de gobernar a los demás es un bien.
En conclusión, la felicidad consiste en la actividad de la inteligencia según la virtud que le es propia.

1 comentario:

  1. yo creo que la felicidad no se obtiene por ninguno de los metodos mencionados, sino a una satisfaccion propia por las acciones y experiencias vividas. La felicidad, segun mi punto de vista, consiste en el entendimiento, disfrute, y aprendizaje de cada momento. Si eres capaz de aprender algo de cada experiencia, y por esta razon darte cuenta de que esta fue algo "bueno", entonces puedes comenzar a disfrutar toda clase de sentimientos, los cuales te llevaran a sonreir mientras los recuerdas, sin importar que hayan sido momentos dificiles o pesados. Esto es felicidad.

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